
Quizá en más de una ocasión hayas escuchado la frase «La información es poder» (incluso algún periódico de circulación nacional la usaba como slogan). Muchas personas podrán estar o no de acuerdo con esta frase, pero, no podrás negar que tu mismo te sientes más cómodo cuando tomas una decisión basada en información. Sin duda, con relación a los seguros esta frase cobra muchísima relevancia.
A principios de este 2021, hice contacto con una persona que conocí años atrás gracias a mis años como docente en la maestría de Alta Dirección, le llamaremos «Claudia». Poniéndonos al día tratando de entablar alguna relación de negocios, me comentó que había sido despedida a raíz de la pandemia, pero lo peor era que había perdido la prestación del seguro de gastos médicos que le proporcionaba su empleador (un seguro colectivo) con el cual atendían un grave padecimiento que su hijo de 2 años presentó desde su nacimiento. Al preguntarle por qué no se asesoró, me respondió que nadie le informó en el departamento de RRHH ni conocía al asesor que los atendía.
En ese momento, sentí una mezcla de sentimientos que iban desde el enojo hasta la tristeza y pasando por la frustración. En primer lugar, enojo porque la cultura de la prevención es muy poca en México y la gente no se ocupa en investigar e informarse. Después, tristeza porque una criatura inocente tendrá que vivir el resto de sus días con una enfermedad que lo limitará y que, además, será difícil de costear. Por último, frustración porque si «Claudia» hubiera tenido un asesor profesional en seguros o agente de seguros a su lado que la orientara, hubiera podido individualizar su póliza, rescatar la antigüedad y su hijo seguiría recibiendo atención médica particular a través del seguro de gastos médicos. ¿Cómo es posible esto? Te platico:
A lo largo de nuestra carrera, nos hemos topado con un sinnúmero de personas que al momento de ofrecerles un seguro de gastos médicos mayores nos mencionan que ya cuentan con uno que les otorga la empresa en la que trabajan. La gran mayoría de estos seguros, son conocidos como «colectividades» o «seguros de grupo», que en resumidas cuentas es una póliza en la cual el contratante es la empresa y los asegurados son los empleados. El costo de estas pólizas es menor es comparación con una póliza individual ya que el riesgo se «prorratea» o distribuye entre todos los integrantes del grupo. Del mismo modo, las sumas aseguradas suelen ser significativamente inferior a una póliza individual. Dependiendo de la aseguradora habrás ciertos beneficios o convenios especiales. La desventaja de este tipo de seguros para los asegurados es que son «rentados» ¿qué quiere decir esto? Fácil, al momento que dejes de prestar tus servicios en la empresa contratante del seguro, serás dado de baja de la póliza y en caso de estar recibiendo atención médica por un siniestro que tuviste mientras eras empleado, ya no será responsabilidad de la aseguradora. ¿Hay solución? ¡Por supuesto! Como en el caso de «Claudia», ella pudo haber contratado mientras aún era empleada, una póliza de protección garantizada que funciona como una «póliza puente» que va a permitir convertir en póliza individual esa póliza colectiva manteniendo la antigüedad y lo más importante, permitiendo la continuidad en la atención de cualquier siniestro abierto que tenga el asegurado.
Así que, si tienes un seguro proporcionado por la empresa en la que trabajas y tienes dudas de como «blindarte» en caso de un despido o una renuncia voluntaria, ¡Asesórate! El seguro de protección garantizada tiene muy bajo costo y las ventajas de tenerlo son realmente muchas.